Para un debate informado

Para quienes trabajamos en el área de la salud, y en particular para quienes lo hacemos ayudando a personas con problemas derivados del uso de sustancias, es muy preocupante ver cómo en los últimos años ha disminuido la percepción de riesgo respecto del uso de la marihuana en nuestro país. Esta preocupación surge no solo al ver el creciente consumo de esta sustancia en espacios públicos y recibir cada vez más pacientes con problemas asociados al uso de ella, sino también al conocer a través de estudios SENDA sobre el  aumento de las cifras de consumo entre los más jóvenes (de 15 a 34% en los últimos 6 años, en alumnos de 8º básico a 4º medio) y ver reportes de América del Sur que nos sitúan como el país con mayor consumo de marihuana en la región (CICAD, 2015). Lamentablemente, para quienes trabajamos en salud, ser el número uno en esta materia no nos llena de orgullo, ya que es sabido que el consumo de marihuana (o cannabis), al igual que el de otras drogas, puede provocar daños sobre el individuo y su entorno, los cuales debieran hacernos reflexionar sobre la necesidad de un debate responsable y serio acerca de la despenalización del uso de esta droga en Chile.

Muchas veces nos encontramos con grupos que defienden el uso de esta sustancia como si se tratase no solo de algo innocuo sino también beneficioso para la salud, invitando entusiastamente a la población a consumirla de modo masivo, aludiendo, entre otras cosas, a la libertad y autonomía de cada uno. Pues bien, es muy importante destacar aquí que justamente son la libertad y autonomía del individuo las que se ven tremendamente reducidas (y hasta anuladas) cuando alguien desarrolla un trastorno por consumo de cannabis. Entre estos trastornos se encuentran no solo la dependencia, la cual es menos frecuente al compararla con drogas como el tabaco o la pasta base, sino también síndromes paranoides y otros cuadros psicóticos, pero por sobre todo y muy frecuentemente, trastornos ansiosos y del ánimo, trastornos del sueño y problemas del aparto respiratorio, entre otros.

No deja de llamar la atención que en nuestro país y en el mundo aumente la implementación de políticas restrictivas respecto del uso del tabaco, las que son apoyadas por parte importante de la población que exige espacios libres de humo, logrando efectivamente desincentivar el consumo de esta sustancia en Chile (prevalencia de uso diario bajó de 30 a 22% en los últimos 8 años. SENDA, 2015), y por otra parte esta misma población y legisladores minimicen los riesgos del uso de marihuana, facilitando cada vez más el consumo regular de esta droga, sin poner atención en la masificación de su uso sobre todo entre adolescentes y adultos jóvenes.

Es sano para el país debatir abiertamente sobre este tema y evaluar la modificación de leyes que regulan el consumo de sustancias en general, sin embargo dicho debate debe considerar de modo importante las consecuencias sanitarias de dichas modificaciones, basándose en información confiable y seria, sin desconocer la opinión de quienes trabajamos día a día yendo en ayuda de los que sufren a causa del uso de estas drogas.

 
Por Carmen Gloria Betancur
Profesora Asistente, Departamento de Psiquiatría y Salud Mental UdeC

Leave a Comment

Scroll to Top