Responsabilidad Social Académica

Evidentemente, como se verá, esta nota no tiene pretensión de exhaustiva, sino que de reflexión desde largos años de academia y más largos aun de ciudadano.

Me parece que, en el Chile actual, y desde hace ya varias generaciones, gran parte de la formación ciudadana ha recaído en la academia, tal vez sin que desde aquí nos hayamos dado plena cuenta de ello.

La academia ha cumplido un importante rol en la promoción social, pero tal vez, hemos limitado, erróneamente este concepto, a la capacidad de adquirir más bienes y acceder a círculos sociales con mayores  privilegios.

Pero la responsabilidad social académica, va mucho más allá de eso, es la conciencia del deber de transmitir o generar,  intencionada y eficazmente, conductas  y valores que doten, a quienes tienen el privilegio de haber vivido en sus aulas, de competencias que los conviertan no solamente en mejores técnicos; sino que, crucialmente, en mejores personas y en mejores ciudadanos.

Y para que aquello acurra, los académicos debemos poner, rigurosamente, en el centro de nuestro quehacer el respeto por los otros, pero más aún, el respeto por el colectivo que llamamos  sociedad, espacio en que cada uno podrá desplegarse, desde sus posibilidades y hasta las posibilidades de la sociedad, pero sin coartar el despliegue posible de los otros, en el marco social de cada espacio de la historia que construimos.

Así, en términos concretos, debemos formar profesionales  y graduados de excelencia, tanto en competencias técnicas como en conductas y valores; y no permitir que personas inadecuadamente formadas, ejerzan en nuestra sociedad, con la confianza fundada en la licencia para ejercer, que otorgamos por la sola confianza que la sociedad ha puesto en nosotros; debemos generar conocimiento verdadero  y de rigurosa calidad y pertinencia; debemos no sólo llevar muestras de cultura a la sociedad, sino que también invitar atractivamente al ciudadano a disfrutar  en todo momento de la cultura de la academia, en espacios tan bellos como nuestro abierto  campus y como nuestras aulas.

 

Por Mario Muñoz Rebolledo
Docente, Profesor Titular, Departamento de Psiquiatría y Salud Mental UdeC

Leave a Comment

Scroll to Top