Breve comentario entorno a la realidad virtual

A pesar que existen variadas definiciones de lo que se entiende por Realidad Virtual (RV), seguramente una de las más completas, es la que propuso A. Rowell, definiéndola como: “una simulación interactiva por computador desde el punto de vista del participante, en la cual se sustituye o se aumenta la información sensorial que recibe”. Se pueden reconocer tres elementos básicos, presentes en todo sistema de RV: la simulación interactiva, la interacción implícita y la inmersión sensorial.

En la inmersión sensorial, se sustituyen las percepciones sensoriales del mundo real por las generadas digitalmente. De todos los órganos sensoriales, los más utilizados son la vista y el oído, en segundo nivel: el tacto, el equilibrio y la cinestesia. Cuanto más sea el número de sentidos estimulados por el sistema de RV, más alto será el grado de inmersión, efecto que se hace mayor si se ocupan cascos estereoscópicos con pantallas situadas muy cerca de los ojos (nos presentan únicamente las imágenes del mundo virtual) o en la encarnación virtual (que permite la identificación en primera persona del cuerpo). Mediante la inmersión, se produce la sensación de estar realmente en nuevos entornos de tamaño real.

Aunque aún nos encontramos con evidentes limitaciones tecnológicas, la veracidad de este mundo virtual surge rápidamente. En su libro “Ética y Acción” (1996) Francisco Varela escribió “unos cuantos minutos de probar esta nueva situación habitamos un cuerpo en este nuevo mundo…esto sucede a pesar de la mala calidad de la imagen, de la baja sensibilidad de los sensores y de la cantidad limitada de interconexiones entre superficies sensorias y de imagen […] (el sistema nervioso) es muy talentoso, hace que cualquier material básico baste como material para dar origen a un mundo regular”.

Sobre todo en los últimos años, ha existido un aumento progresivo de publicaciones sobre RV y aplicaciones en el contexto clínico. Estos estudios apuntan a generar una situación de comportamiento y reacción “como si” fuera una situación real, lo que permite controlar los desencadenantes ambientales. La RV se ha estudiado en distintos problemas de salud mental, como fobia específica (animales; alturas; sangre-inyecciones; situacionales: avión, ascensor), agorafobia, depresión, esquizofrenia, psicosis y trastornos alimentarios entre otros.

En una revisión de estudios (Virtual reality in the assessment, understanding, and treatment of mental health disorders) publicado en el año 2017 en la revista Psychological Medicine, muestra que en trastornos de ansiedad, la intervención más frecuente fue la terapia de exposición, participando un terapeuta para guiar a la persona. Según esta publicación, las intervenciones en RV parecen tener un rendimiento comparable en eficacia a intervenciones cara a cara. En otro metanalisis sobre trastornos de ansiedad (Virtual reality exposure therapy for anxiety disorders: A meta-analysis), se informa una tendencia a una relación dosis-respuesta con más sesiones de RV mostrando mayores efectos.

A pesar de estos resultados, se afirma que los terapeutas entrenados son escasos, se reconoce como limitante el número de participantes y la metodología de los estudios (a estándares que ahora se esperan en una investigación clínica), además se debe considerar que los resultados negativos en los estudios, son menos probables de ser informados.

Por la eficiencia y comodidad en la comunicación digital, se debe considerar el riesgo que las personas tiendan a evitar cada vez más el contacto directo con las personas reales, y con lo real en general. Para el filósofo Byung-Chul Han, el desarrollo tecnológico, y en la RV “hace que desaparezca el enfrente real, careciendo de cuerpo y rostro”, más que a la falta de mirada por principio, es la ausencia del otro. Si bien, las áreas de exploración son promisorias en este tipo de tecnología vanguardista, debemos ser capaces de ir valorando las consecuencias en nuestra experiencia cotidiana.

 

Cristián Bahamondes Monsálvez
Residente de Psiquiatría Adultos, Departamento de Psiquiatría y Salud Mental UdeC

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