Cada vez menos humanos

Si transitamos por las afueras de cualquier centro de atención primaria de nuestro país, a eso de las 5 ó 5.30 de la madrugada, es altamente probable que nos encontremos con un gran número de personas, que a pesar de la hora, el frío o la lluvia, esperan obtener atención por algún profesional de la salud. De ellos, un gran porcentaje, solicita evaluación por médico o psicólogo del Programa de Salud Mental (PROSAM). Mes a mes, en cada Centro de Salud de Atención Primaria, son cientos de personas las que son evaluadas en este programa. Nunca faltan los ingresos o reingresos, y una gran mayoría permanece bajo control de forma crónica. Pero, ¿son todos ellos, realmente, enfermos mentales?…y si no lo son, ¿qué los motiva a soportar frío, lluvia y largas horas de espera para obtener esta atención?

En los últimos 5 años, en mi labor como médico del Programa de Salud Mental de un centro de atención primaria, me han resultado especialmente llamativos dos factores comunes en este grupo de usuarios. Primero, si bien son personas que están sufriendo y es por ello que consultan, la gran mayoría no están enfermos, no padecen de una enfermedad mental, y en segundo lugar, lo que esperan no es más que contar y conversar sobre su problema, ser escuchados.

Mi impresión es que hasta hace 20 ó 15 años, la gente solía conversar estos problemas con algún familiar, amigo, vecino, cura, monja o algún guía espiritual, y así lograban sentirse aliviados, motivados y orientados en la búsqueda de soluciones. Es decir, la ayuda se obtenía recurriendo a los recursos naturales que existían en el ambiente. Hoy, parece no ser ésta la situación, ¿Por qué? ¿Qué ocurre que debemos recurrir a un profesional de la salud para buscar orientaciones que hasta hace algunos años eran obtenidas/proporcionadas en el nicho o ambiente ecológico de una persona? Probablemente, existan muchos factores que inciden en esta transformación, sin embargo uno de los más llamativos y a mi juicio grave, es que estamos frente a una manifestación más del deterioro de lo humano, es la pobreza, desintegración o inexistencia de las redes de apoyo social.

Soy de aquellos que creen que el ser humano sólo puede emerger con el contacto, en la interacción con un otro, otro ser humano. Sin embargo, parece ser que en el devenir de las últimas décadas nos hemos tornado cada vez menos humanos, menos sociables y cada vez más individuos. Individuos incapaces de contactar con un otro, en una especie de espiral o bucle, donde sólo nos encontramos con nosotros mismos. Con desesperación intentamos sobrevivir a una especie de competencia donde sólo importa ser el mejor, el reconocido, el ganador, y no los que están a mi lado, la colaboración, la ayuda real. El apoyo a un otro, son hoy por hoy, algo difícil de encontrar.

Por supuesto, este individuo que somos, cada vez que tiene el más mínimo escollo, sólo le interesa reponerse con rapidez para continuar avanzando y que nadie lo supere en esta brutal competencia.

Recurrimos entonces, con desesperación, al médico o psicólogo para que nos proporcione con rapidez un “fármaco solucionador de problemas”. El panorama entristece, y no es nada alentador que nuestro sistema de salud reaccione con estrategias como: premiar económicamente a los funcionarios de salud en la medida en que más diagnostiquen, “o pesquisen”, a individuos depresivos. Yo esperaría que estos médicos y psicólogos de atención primaria estuviesen insertos en sus comunidades, promoviendo modelos de vida saludables y generando estrategias preventivas, no aislados en un box de atención intentando tapar el sol con un dedo.

Es importante que quienes trabajamos con personas y especialmente en el área de salud mental, examinemos permanentemente nuestro modelo de vida, ¿es éste saludable? o ¿soy uno más de estos entes individuos que enajenados corren velozmente para alcanzar una meta que no parece ser otra que superar al que está sobre mí? Los invito a reflexionar!!!

 

Por Ricardo Salgado Meza
Residente, Programa Especialización en Psiquiatría Adultos, Departamento de Psiquiatría y Salud Mental UdeC

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