¿Cuándo nace la introspección?

Tras escuchar, durante años, diversos pasajes de la Biblia, resulta casi inevitable que aparezca en la mente la interrogante: ¿cómo ocurre la transición desde el antiguo testamento, con un Dios intervencionista y omnipresente, que ordena a Abraham asesinar a su hijo en su nombre, al Dios que se muestra en el nuevo testamento, cuando Jesús insta a los acusadores de la mujer adúltera a examinar sus propias culpas antes de emitir un juicio, es decir, los llama a la introspección? Da la impresión que fueran dos dioses distintos. ¿Cómo ocurrió esto?
En la década de los 70, un psicólogo norteamericano llamado Julian Jaynes (hijo de la cultura hippie y bebedor problema) planteaba que hasta hace unos tres mil años atrás, la mente habría estado dividida en dos cámaras: una sería el yo (hemisferio izquierdo) y la otra, una especie de consultor a quien recurrir en momentos difíciles y cuya respuesta era interpretada como la voz de Dios (hemisferio derecho), quien opinaba en las tomas de decisiones. Dentro de sus argumentos, se encuentra que en la lectura de la Ilíada y la Odisea no hay palabras sugerentes de la capacidad de introspección humana (como miedo o culpa) y que, de cierta forma, los personajes eran guiados por estas alucinaciones. Esta combinación del instinto y voces, le permitió al hombre, desenvolverse hasta que la sobrepoblación, los desastres naturales y las guerras sobrepasaron las capacidades de las voces y habría dado paso a la aparición de la conciencia humana (tal y como la conocemos hoy en día), dejando las alucinaciones atrás.
Por otro lado, Jaspers (psiquiatra y filósofo), describió la era Axial, período comprendido entre los años 200 a 800 a.C., en el cual hubo un despegue del pensamiento humano de manera paralela en tres regiones del mundo: China, India y Occidente, pilares de la cultura moderna. Este período, se caracteriza por: el hombre se hace consciente de sí mismo y de sus limitaciones; aparece la actividad reflexiva, con la filosofía y sus conflictos, desencadenando un caos, desde donde nacen las corrientes actuales de pensamiento.
Estudios realizados en la segunda década de este siglo, recogieron los conceptos de Julian Jaynes y, mediante el análisis computacional de textos antiguos, único registro que tenemos de cómo pensaba el hombre en esos tiempos, buscaron en textos del año 1000 a.C. en adelante, la aparición de conceptos orientadores de introspección (tales como culpa, yo, razón y emoción). Los resultados mostraron una curva ascendente entre los años 600 a 400 a.C. y llegan a su cúspide, al analizar los textos de San Agustín (siglo IV d.C.), considerado por muchos como uno de los padres de la psicología actual.
Hasta antes de la consolidación de la escritura, la memoria era la única fuente para consolidar eventos: la poesía oral cumplía una función mnemotécnica en el lenguaje hasta que apareció la escritura (coincidentemente con la era Axial de Jaspers y la ruptura de la mente bicameral de Jaynes), que libera a la mente permitiéndole un mayor desarrollo. Asumiendo que la alfabetización se asocia a modificaciones de las estructuras cerebrales (estudios publicados este 2017 lo demuestran) sería razonable pensar que la lateralización cerebral que acompaña a la adquisición del lenguaje escrito podría haber influenciado el proceso mental requerido para la introspección. Entonces, la capacidad de mirarse a sí mismo, de dar cuenta de fenómenos interiores complejos, se la debemos a la irrupción del lenguaje escrito.
Por lo anteriormente expuesto, y ahora que gracias a la tecnología ya no necesitamos por ejemplo, memorizar números telefónicos ni realizar operaciones aritméticas (pues para eso está el celular) ¿qué camino seguirá el desarrollo de la mente humana?

Por Rodrigo Mosto García
Psiquiatra Adultos, Departamento de Psiquiatría y Salud Mental UdeC

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